¡Hola
amigos y amigas de Sala amarilla!
Todo nuestro organismo reacciona como un cuerpo de resonancia a los diferentes matices del tacto y, esto es lo más interesante, compartimos anímicamente las “vibraciones” que atraviesan nuestro organismo de manera distinta dependiendo de si el objeto que nos causa la impresión es áspero o liso, puntiagudo o chato, duro o blando.
El niño palpando, tocando, chupando, quiere identificar en el contacto directo lo ajeno como ajeno, sentirlo plenamente, y aun así, en ese descubrir capta cuidadosamente su ser, su propiedad esencial. Es fascinante.
Se colocará sobre el piso, una goma o un
cartón telas y papeles de distintas texturas. Se sentará al niño alrededor de
las mismas y se incentivarán a que lo exploren con las manos y los pies.
Les dejamos algunos ejemplos:
Les mandamos nuestro
cariño.
Seños
Georgi y Gaby.
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