¡Hola a toda nuestra sala amarilla!
Es muy importante entender que el bebé llega
al mundo esperando encontrar la misma calidad de bienestar, placer,
movimientos, alimento, olores, miradas y presencia que experimentó en el
vientre de su madre. Y solo podrá recibir todo este torrente de experiencias
agradables en un entorno maternal y acogedor de presencia continua.
Siendo así, parece lógico afirmar que
los bebés son especialmente sensibles al tacto.
Ya todo el proceso de nacimiento es como un
masaje profundo para el bebé: le estimula los sentidos de la piel y le
prepara para la respiración. El golpe de aire frío que siente en la piel al
nacer le proporciona su primera sensación de definición corporal, la noción del
interior y del exterior. Es un contraste respecto a la vida dentro del útero,
que es como estar inmerso en un baño caliente.
Por eso es tan importante fomentar siempre que
sea posible el contacto piel con piel, por las sensaciones táctiles
que tranquilizan al bebé, pero también por el olor de la piel y el
latido del corazón de los padres, algo que muchas madres tienen
en cuenta de forma instintiva y sostienen a sus hijos en el lado
izquierdo, donde puede escuchar los latidos que ha estado escuchando
durante toda su gestación.
Se sentará al niño en el piso sobre el cual se
colocará palanganas o tapers y dentro de
ellos se pondrá polenta para toque su textura y la exploren libremente
Les mandamos un gran abrazo a la distancia.
Seños Georgi y Gaby.
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