Proyecto de continuidad
pedagógica: PSICOMOTRICIDAD
Dedicarse a jugar, animarse,
conectar con la vida en tiempos de aislamiento.
Por: Lic. Lucía Belén Cimmino
Queridas
familias de Pasito a Paso:
Parece
que el coronavirus nos impuso nuevas formas de estar, nos sentimos alertas,
expectantes, atentos. Estas emociones se hacen presentes en nuestros cuerpos,
se sienten. Se detuvo el impulso del inicio ¡¡nos quedamos con ganas de seguir conociéndonos!
Muchas preguntas se van abriendo y nos van llegando ¿Se tiene que quedar
adentro? ¿qué va a pasar con la adaptación? ¿se des-adapta? ¿Cómo tengo que
ofrecer las actividades? ¿porque conmigo no quiere hacer lo que sí hace en el
jardín? ¡¡¡Calma!!! La idea de construir
plataformas virtuales desde el jardín es sobre todo para acercarles recursos,
reflexionar juntos, despertar la creatividad colectiva, que, sin duda, será
nuestra aliada en estos tiempos de “aislamientos”.
Les
mando por acá lo que tenía pensado mandarles a través del cuaderno de
comunicados a modo de presentación del área, y también algunas reflexiones e
ideas sobre el juego y el jugar.
Lazos entre psicomotricidad y
educación, hacia una inclusión educativa.
La mirada del psicomotricista
dentro del jardín, el valor de “lo cotidiano”.
La
mirada del psicomotricista dentro del jardín busca ser cercana, presente, los
psicomotricistas decimos que la mirada toca al cuerpo, lo conmueve. A veces,
esta mirada se aleja, se distancia para ampliar la percepción. Es mirar, desde
el marco teórico que ofrece otra disciplina, lo cotidiano dentro de una
institución educativa. “Revisitar la mirada” significa “mirar con nuevos ojos y
de manera actualizada” algunas cuestiones que se naturalizan o se habitúan a
funcionar de determinada manera sin ser vistas, “se nos pasan”. Con esto se
busca darle valor constitutivo y pedagógico a algunas experiencias cotidianas
que se dan dentro del jardín. Reflexiono junto con las docentes sobre el lugar
del cuerpo en el acto de aprender y en el acto de enseñar.
¿De
qué cuerpo hablamos? El cuerpo que se construye en la relación con los otros,
el cuerpo de la expresión y el aprendizaje. El cuerpo que estudia la
psicomotricidad se diferencia de la noción de cuerpo ligada al organismo
exclusivamente, nos ocupa el campo de las sensaciones, las emociones y la
palabra corporizada. ¿Cómo usamos los gestos en el jardín?, ¿y la voz?, ¿por
qué pensamos en la mirada y en la escucha como organizadores del desarrollo,
más que en “la visión y la audición”? Porque escuchar es más que oír, mirar es
más que ver. No nos ocupamos de la función, sino de la puesta en acto de dicha
función, del funcionamiento en relación a los otros.
En
el jardín maternal muchas veces los actos de enseñar van junto con las acciones
cotidianas, por ejemplo, con cómo ofrecemos el alimento, cómo nos desplazamos
de un espacio a otro, como ofrecemos una pausa, como usamos el tiempo y el
espacio, como disponemos de nuestro propio cuerpo para todas las relaciones
humanas que se dan dentro del jardín. Nos proponemos analizar y reflexionar
sobre esas escenas cotidianas y “rutinizadas” para observarlas con detenimiento
y potenciar su valor humanizante y educativo (como dirijo la mirada, la voz,
como ofrezco el apoyo/sostén, cómo voy construyendo distancias progresivas que
nutran la autonomía). Esos actos cotidianos se cargan de sentido cuando podemos
leer en ellos una gran fuente de intercambio e interacción del niñe con el
medio y con los otros.
Dedicarse a jugar, conectar con
la vida
Estar
con les niñes en casa, mientras muchos estamos transformando la rutinas de
trabajo desde la virtualidad, representa acomodaciones y regulaciones del
tiempo, del espacio. La organización que teníamos se desarma y este momento nos
pide nuevos “órdenes”.
Los
más pequeños también están conmovidos, sienten nuestros temores, las ansiedades
propias de lo que nos está pasando. Jugar alivia, permite tramitar lo que nos
inquieta, angustia, asusta. Dedicarle un tiempo y un espacio exclusivo al juego
compartido le permite al niño o a la niña construir las condiciones de
posibilidad para expresarse libremente y tramitar sus temores.
La
propuesta que les hago es “conectar con la vida”, el jugar es una experiencia que nos conecta y nos llena de vitalidad.
Sin complicaciones ni grandes despliegues, buscar en la simpleza de un gesto
que nos invita a un intercambio lúdico, observar con calma los espacios y
objetos de la casa que nos invitan a jugar: una sábana, una caja, un tubo de
cartón, habitar un nuevo rincón, el suelo, redescubrir los espacios, volver a
mirarlos con detenimiento y sensiblemente. ¿Qué colores hay? ¿qué olores?
¡Despertemos nuestro campo sensible!! Cualquier objeto puede convertirse en
juguete en la medida que sea usado para jugar y en la medida que sea mediador
de la relación con otros. Mientras menos sofisticado sea el juguete más
sofisticado será el juego que construya el niñe.
El
juego es realmente juego cuando no está subordinado a otros intereses. Una cosa
es realizar actividades pedagógicas a través del juego (que también son muy
valiosas y necesarias) y otra cosa es ofrecer las condiciones para el juego
espontáneo y poder acompañar eso que el niñe quiere y necesita “jugar por
jugar”. Para eso estemos atentos y sensibles a sus necesidades, no como
excepción, sino como regla, para que el juego se construya genuinamente, a
partir de sus deseos y necesidades.
El
rol del adulto es muy importante, jugar es cosa seria, y a veces resulta más
difícil convertirse en pirata que seguir un tutorial de electrónica por youtube.
Por eso, el llamado es al niño o niña que fueron. ¿A que les gustaba jugar?
¿Con qué jugaban? ¿con quiénes? sirve traer esos recuerdos para “desempolvar”
nuestra actitud lúdica. A veces, un rato (rato: tiempo fuera del tiempo) de
juego compartido en familia, permite que las distancias en momentos de trabajo,
tareas domésticas, descansos, sean vividos con mayor naturalidad y placer. Para
que algo se separe primero tiene que estar junto, si queremos ayudarlos a
construir autonomía, construyamos primero cercanía y sostén, ellos van a poder
distanciarse de nuestro cuerpo si confían plenamente en que tienen donde
volver. Sostener firme y flexiblemente al niñe, para que pueda apoyarse, construir
seguridad y también impulsarse hacia el mundo con deseos de explorar y
aprender. Compartamos momentos de juego para conectar con la vida y no
sentirnos solos en tiempos de aislamiento.
Desde
el jardín nos proponemos construir cercanía y proximidad en la distancia,
seguir nutriendo nuestro vínculo con los más pequeños y acompañarlos como
familia en este momento especial, extraño, que nos conmueve a todxs. Ojalá esta
contingencia sea una oportunidad para observarnos como comunidad y nos enseñe a
valorar la organización social del
cuidado.
Les
comparto un texto de Mara Lesbegueris y Daniel Calmels, ambxs psicomotricistas,
escrito para el ministerio de salud, muy interesante y con ideas simples para
despertar nuestra imaginación!!!.
Les
mando un abrazo en la distancia!! Estoy a su disposición para lo que necesiten
Lucía
Cimmino
Contacto:
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