En los primeros años de
vida el contacto con el mundo les permite a los niños construir conocimientos
prácticos sobre su entorno, relacionados con su capacidad de percibir la
existencia de objetos, seres, formas, colores, sonidos, olores, movimientos en
los espacios y la manipulación de objetos. De esto se desprende la necesidad de
ofrecer a los niños objetos seleccionados exhaustivamente.
No olvidar que cuantos
más pequeños son los niños sus nociones sobre el mundo están ligadas
directamente a los objetos conocidos: observados, sentidos, tocados y
vivenciados, de allí la importancia de la intervención del adulto.
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