Hola Sala
amarilla y familias!
El
buen gusto de los niños hacia la poesía se forma paso a paso, si tienen
reiteradas experiencias con buena poesía. Esto presupone que somos los adultos
quienes debemos conocer primero cuál es la buena poesía para los niños y, en
consecuencia, distinguir las características que debe reunir dicha poesía.
1. Musicalidad. El ritmo y la melodía son fuentes primarias de satisfacción en el niño. Un buen poema infantil deberá contar por lo tanto con ritmo y rima fluida, es decir, con una armoniosa distribución de sonidos y acentos que se sucedan en un tiempo exacto, sonoridad carenciada que esté cercana al canto. En los primeros contactos con la poesía se deben priorizar los poemas rimados a los de versos libres. El estribillo, palabras o frases que se repiten, así como la aliteración, juego sonoro de palabras, son también elementos fónicos de esta característica.
2. Brevedad. La brevedad en su desarrollo es
otra característica de la poesía infantil. Paulatinamente se les irá
presentando a los niños poemas que cuenten con un mayor número de versos. No
obstante, es interesante señalar que aun cuando se trate de un poema
relativamente largo, el niño lo disfruta con frecuencia siempre que el poema
desarrolle una anécdota, es decir, que sea una suerte de cuento en verso.
3. Sencillez. Aunque la poesía tiende a
suscitar una respuesta emocional, se crea entorno a ciertas ideas que el niño
debe comprender. En este sentido, el contenido del poema debe ser sencillo, de
ningún modo vulgar, que infunda en la experiencia cotidiana del niño un sentido
nuevo, revelador, ya sea movilizando su imaginación, divirtiéndolo o
asombrándolo. Debe haber alguna base común entre las vivencias del niño y las
comprendidas en el poema.
4. Estética literaria. Los niños captan primero el matiz
afectivo de las palabras y luego su significado. El valor de toda poesía radica
en sugerir, en despertar, en provocar una respuesta emocional, no apelando
únicamente al significado literal aunque éste también sea importante. Es por
ello que las palabras de un buen poema infantil han de ser connotativas,
sensorialmente ricas en imágenes, expresivas, precisas en su definición,
vigorosas. Han de hablar a los sentidos y estimular la imaginación, ya sea para
provocar la risa del niño, su sorpresa o su simpatía.
El primer contacto de los niños con la poesía lo
experimentan a través del folklore. Con las retahílas, rimas, canciones de
rondas y juego, trabalenguas y adivinanzas entran de lleno en la riqueza, vigor
y plasticidad de la lengua. Este primer acercamiento oral y espontáneo, nos
marca la pauta sobre cómo debemos iniciar el trabajo de la poesía en clase: JUGANDO.
Hoy les dejamos el siguiente video de una canción
que ya hemos escuchado y disfrutado en la sala juntos.
Les mandamos un beso
grade
Buen finde
Seño Georgi y Gaby.
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