¡Hola amigos y amigas de Sala amarilla! ¿Cómo
les va?
Cada vez falta menos para volver a vernos… Lo
importante es cuidarse para que todo esté bien el día de mañana.
Guerra (1982) plantea que para que
se produzca en los juegos de ocultamiento la presencia de un gesto espontáneo,
es necesaria la espera, de manera habilitante para que gestualidad aparezca. Es
durante esta espera que se cultiva la atención, la observación, el análisis, la
distensión, la frustración, el controlar los impulsos, el respeto por el lugar
del otro, los turnos y el “no”.
Entre las primeras acciones que son significadas con un rasgo pre-lúdico,
se encuentra el gesto que realiza el bebé cuando lleva su sabanita sobre su
cabeza y queda tapado por ella.
Esta acción ocasional, en muchos casos es
estimulada por la madre, antes de que surja como hecho fortuito. Cuando el niño
está oculto, el adulto acompaña el juego con la expresión: "¿dónde está el
nene?", y cuando las miradas se encuentra concluye "¡acá está!".
En su sentido más primario el niño
se cubre para descubrir, inventar un espacio que lo separa visualmente del
otro, a voluntad y dominio, inaugurando una temporalidad que no está enmarcada
en una acción. (Calmels, 2007).
En
esta oportunidad les proponemos colgar y
esparcir por el suelo todas las telas utilizadas y se agrega también una que
puedan realizar con agujeros para que ustedes desde llamados y búsquedas
incentiven a que el bebé espíe por los mismos, aparezcan y desaparezcan.
Amigos
y amigas volvemos a reencontrarnos el lunes por este espacio…
¿Pero
que les parece si antes nos despedimos con una canción?
¿Están
listos?
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